El 1 de mayo del 2019 el ex capitán de la selección española de futbol Iker Casillas con 37 años sufre un infarto al miocardio. Estaba entrenando en Oporto cuando empieza a encontrarse mal.
¡Nunca se imaginó lo que le estaba pasando! pensó que el dolor en el pecho o la dificultad para respirar se debía a alergia o que algo le había caído mal del desayuno o la cena del día anterior.
Es trasladado por el personal médico del club hasta la urgencia al hospital de referencia. Allí le dicen que ¡está sufriendo es un infarto del miocardio! Le realizan un cateterismo coronario en donde observan una de las arterias del corazón obstruida y se la logran reparar colocándole un stent (malla de metal que permite la reapertura de la arteria permitiendo el paso de sangre).
Comenta el cardiólogo que le atiende, que en 35 años de experiencia clínica nunca había tratado a un deportista de alta competición con un infarto.
Dos meses después de aquel evento agudo inicia lo que todo cardiópata debe realizar tras un problema de corazón: una rehabilitación cardiaca.
La rehabilitación cardiaca es un programa basado en cuatro grandes pilares: entrenamiento físico, control de factores de riesgo cardiovasculares, manejo afectivo y emocional y el aspecto nutricional.
Estos programas son realizados por un equipo de profesionales con varios objetivos, siendo uno de ellos, reinsertar dentro de lo posible al paciente a su vida cotidiana tras un problema cardiológico.
¿Pero que es la vida cotidiana para un deportista que frecuentemente realiza una alta carga de entrenamiento físico?
¿Están los programas de rehabilitación cardiaca actuales preparados para este tipo de reto?
Por suerte, la incidencia con la que aparece enfermedad cardiaca en los deportistas que realizan actividad física a intensidades moderadas – altas es baja, en comparación con la población general. Uno de los motivos principales, es el hecho de que habitualmente la persona deportista suele acompañar el deporte con otros hábitos saludables siendo menos probable el que desarrolle enfermedad cardiaca con los años.
Esto hace que la gran mayoría de unidades de rehabilitación cardiaca estén acostumbradas a manejar otro tipo de pacientes. Personas con estilos de vida poco saludables y factores de riesgo cardiovascular: sedentarismo, sobrepeso u obesidad, tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes, etc.
A la hora de prescribir el entrenamiento físico a los pacientes dentro de un programa de rehabilitación cardiaca debemos tener en cuenta dos aspectos fundamentales: Eficacia y seguridad.
Lo que pretende el entrenamiento físico especializado es lograr cambios cardiovasculares, respiratorios, metabólicos y musculoesqueléticos adaptativos al entrenamiento, que han demostrado ampliamente su beneficio en la salud cardiovascular.
Para llegar hacer eficiente, el entrenamiento físico debe tener una frecuencia, intensidad, duración y modalidad determinada y para garantizar la seguridad se establecen unos límites a la intensidad y al volumen del entrenamiento físico. Ambos van a estar determinado por las condiciones del propio paciente (estado físico previo, enfermedad cardiaca, otras enfermedades, medicación, etc.).
Cuando se realiza actividad física por primera vez tras un evento cardiológico es frecuente notar cosas: molestias inespecíficas en el pecho, mareos, debilidad, etc., debemos tener en cuenta que:
-la medicación pautada puede generar algunos efectos indeseables,
-las personas suelen estar en un estado de hipervigilancia de lo que ocurre en su cuerpo
-las emociones suelen estar a flor de piel con sensación de desasosiego, tristeza, incertidumbre.
Comenta Iker cuando estaba realizando el programa de rehabilitación que, al intentar levantar unas pesas de apenas 37 kilos, algo que para un deportista de élite como él no habría sido problema. “Ese día lo pasé mal. No me sentía yo, la angustia de levantar un peso cómodo… Es como impotencia”
El caso de Iker se suma al de algunos otros deportistas de alta intensidad que han padecido de problemas cardiaco durante su vida deportiva y que desean continuar.
Ahora, conociendo todo lo anterior nos hacemos la siguiente pregunta:
¿SE PUEDE REHABILITAR A UN CARDIÓPATA DEPORTISTA QUE PREVIAMENTE REALIZABA ENTRENAMIENTO FÍSICO DE ALTA INTENSIDADES Y CONTINUAR HACIÉNDOLO?
La respuesta es compleja y dependerá de varios aspectos. Veamos cuales son.
Existen muchas variables que debemos tener en cuenta como: tipo de afectación cardiaca, gravedad del cuadro (debilidad del musculo cardiaco, arterias que hayan quedado sin reparar), tipo de disciplina deportiva, afectación cardiológica residual (isquemia residual, aparición de arritmias con el esfuerzo físico), etc.
Si seguimos con ejemplo de Iker Casillas que sufrió infarto al miocardio (enfermedad cardiaca más frecuente en deportista >35 años) que se resolvió rápidamente sin quedar secuelas, la respuesta más probable es que SI.
Diferentes estudios demuestran con el entrenamiento físico de intervalos de alta intensidad (HIIT) tanto durante la rehabilitación cardiaca y tras la culminación de esta es efectivo y seguro.
Sin embargo, en estos estudios la mayoría de los pacientes incluidos no eran deportista con alta carga de entrenamiento físico previo al evento.
Este caso en concreto es poco desarrollado en la guía europea del 2020 (la más reciente actualmente) sobre cardiología deportiva y ejercicio en pacientes con enfermedades cardiovasculares publica que “la base de evidencia para la historia natural de progresión de la enfermedad o el riesgo de muerte durante el ejercicio intensivo y el deporte competitivo entre las personas con enfermedad cardiovascular es relativamente escasa…. Y se refleja en el hecho de que un número desproporcionadamente grande de recomendaciones dependen de la sabiduría y la vasta experiencia del grupo de consenso en lugar de grandes estudios prospectivos”
La poca evidencia que existe al respecto (pocos casos) sumado con lo heterogéneo (diferentes cardiopatías, diferentes deportes) que pudiera ser, dificultan que se tengan recomendaciones internacionales homogéneas y que se apliquen en líneas generales. Lo que si existe son casos individuales publicados, como este de un deportista de 22 años ciclista competitivo que presentó un síndrome coronario agudo secundario a una disección espontanea de arteria coronaria, que fue reparada. El paciente realiza un programa de rehabilitación cardiaca individualizado en el que realizó entrenamiento físico simulando el gesto deportivo (ciclismo) a alta intensidades sin presentar complicaciones durante el programa ni durante los 4 años posteriores de seguimiento, pudiendo recuperar su actividad deportiva competitiva.
También está éste otro caso de un hombre de 67 años con gran identidad deportiva que practicaba atletismo y que presentó un infarto. Tras la colocación de stent y cirugía cardiaca a corazón abierto expresa su deseo de volver a realizar atletismo. Se incluye en un programa de rehabilitación cardiaca limitado por síntomas, logrando recuperarse y volver con éxito a la competición a los seis meses.
Estos casos al igual que del Iker Casillas y muchos más son ejemplos de que es posible lograr la rehabilitación cardiaca de un deportista y que vuelva a realizar actividad deportiva similar a la previa. Sin embargo, es importante recalcar que sigue siendo situaciones muy discutidas en donde la individualización de cada paciente y la experiencia de los profesionales son determinantes para lograr el éxito dentro de la eficiencia y la seguridad.
Artículo escrito por el Dr. Rafael Colman. Cardiólogo
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